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LA NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS (9 de noviembre de 1938)

Sucesos previos

En los años 30, muchos judíos de origen polaco vivían en Alemania. El viernes 28 de octubre de 1938, 20.000 de ellos fueron secuestrados en medio de la noche y brutalmente deportados en masa de la Alemania Nazi a Polonia. El gobierno polaco rechazó admitirlos, causando un duro ir y venir entre las fronteras alemana y polaca durante días. Esta negativa de dejar ingresar a sus propios ciudadanos, noche 1convirtió el campamento de expulsados judíos en tierra de nadie en la frontera entre ambas naciones, en precarias condiciones. Finalmente las autoridades alemanas convencieron al gobierno polaco de que los dejase entrar.

Muchos de los expulsados judíos habían residido en Alemania la mayor parte de sus vidas; incluso algunos habían sido condecorados como veteranos de la Primera Guerra Mundial.

Herschel Grynszpan, un alemán judío que había escapado a Francia, había recibido una carta de su familia que describía las condiciones horribles que experimentaron durante esta deportación. Intentando mejorar su situación, apeló repetidamente durante los días siguientes a Ernst vom Rath, secretario de la Embajada alemana en París, que al parecer no tenía ninguna intención de ayudar.

El lunes, 7 de noviembre, Grynszpan disparó a Vom Rath. Éste murió en la tarde del 9 de noviembre, a consecuencias de las heridas recibidas.

Noche de los cristales rotos

El asesinato de Vom Rath sirvió como excusa para lanzar una revuelta contra ciudadanos judíos en todo el país. El ataque fue pensado para que pareciera un acto espontáneo, pero de hecho fue orquestado por el gobierno alemán. Esto significaba que el mando del NSDAP (Partido Nacional Socialista) estaba de acuerdo y, como hacía a menudo, el gobierno utilizó la organización del partido aparte de la autoridad del gobierno.

El 9 de noviembre estos altercados dañaron, y en muchos casos destruyeron, aproximadamente 1.574 sinagogas (prácticamente todas las que había en Alemania), muchos cementerios judíos, más de 7.000 tiendas y 29 almacenes judíos. Más de 30.000 judíos fueron detenidos e internados en campos de concentración; unos cuantos incluso fueron golpeados hasta la muerte. El número de judíos alemanes asesinados es incierto, con estimaciones de entre 36 a 200 aproximadamente durante más de dos días de levantamientos. El número de muertos más probable es de 91. Esta violencia indiscriminada explica que algunos alemanes que no eran judíos fueran asesinados simplemente porque alguien pensó que «parecían judíos».

Los acontecimientos en Austria no eran menos terribles, y la mayor parte de las 94 sinagogas de Viena y las casas de oración fueron dañadas parcial o totalmente. Esta gente fue sometida a toda clase de humillaciones, incluyendo el fregar los pavimentos mientras eran atormentados por sus compatriotas austriacos.

Respuesta desde el exterior

El tremendo acontecimiento se difundió por todo el mundo. Esto desacreditó a los movimientos nazis en Europa y Norteamérica, provocando un declive. Muchos periódicos condenaron el suceso, comparándolo con las salvajes revueltas provocadas por la Rusia Imperial en la década de 1880. Estados Unidos retiró a su embajador (pero no rompió sus relaciones diplomáticas), mientras que otros gobiernos cortaron directamente sus relaciones diplomáticas con Alemania a modo de protesta.

Conclusión

La persecución y los daños económicos provocados a judíos alemanes no cesaron con el altercado, aunque sus negocios hubieran sido ya saqueados. También los forzaron a pagar una multa colectiva de mil millones de marcos al gobierno nazi. Esto era una hipocresía — el propio diario The New York Times noche 2tenía pruebas fotográficas demostrando que los nazis eran cuanto menos parcialmente responsables, aunque ahora se sabe que fue aprobado personalmente por Adolf Hitler, y que incluso el propio Führer estuvo implicado en la planificación. Era una forma de castigo colectivo, más tarde denunciado ante la Convención de Ginebra.

Durante el anuncio de la sanción, el dirigente nazi Hermann Göring, que había insistido mucho antes en tomar medidas contra los judíos, había descrito sin querer la realidad de aquel suceso:

La ciudadanía judía de Alemania, como castigo por sus crímenes abominables, tiene que hacer frente a una multa de mil millones de marcos. A propósito, debo reconocer que no me gustaría ser judío en Alemania.

Aquella noche comenzaba una nueva fase de las actividades antisemitas del NSDAP y los aparatos estatales, conduciendo a la deportación y, finalmente, el exterminio de la mayor parte de los judíos que vivían en Alemania. Aunque pocas personas lo supieran entonces, la noche de los cristales rotos era el primer paso en la persecución sistemática y el asesinato masivo de judíos en todas partes de Europa en lo que fue conocido posteriormente como el Holocausto.

  1. Comment by Antonio Rodriguez on 9 de noviembre de 2008, 20:06  

    La desidia de los gobiernos occidentales, primero con el pacto de no intervención en la guerra de España y después con el creciente belicismo de Hitler y las primeras deportaciones y asesinatos, fueron en parte responsables de todo lo que despues vendría: la II guerra mundial.
    Salud, República y Socialismo